el contorno de las
calles
se ceñían los abrazos
debajo de las sábanas.
La algarabía de los pájaros
quebraba el silencio de la plaza
y el jadeo acompasado de la bocas
se fundía con el dulce secreto de la noche.
Cuando el alba dibujaba
el contorno de las calles,
la luz dorada del momento
rebosaba por cada lado de la cama
y la brasa candente de su cuerpo
grabó para siempre mi recuerdo.
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