Hacía
ya mucho tiempo que yo no escuchaba una locución tan mágica como esta; “a
beneficio” y mucho más mágica será, cuando os cuente el evento que tuvo
lugar el pasado sábado día 19 de Enero en el Teatro Carolina Coronado de
Almendralejo “a beneficio de la Cruz Roja”.
Un día, no hace mucho tiempo; MANUEL MELISMA, un adicto al cante, a las sevillanas y a “to
lo güeno”, vio un par de hojas secas, flotando en el arroyo de un video-poema
mío. Debieron gustarle porque rápidamente cogió el teléfono y llamó a mi puerta
con un nombre que a mí me da miedo pronunciar. Con lo raro que soy yo y qué rápido
me sedujo aquel proyecto en el que andaba metido: “LA ILUSIÓN QUE SIEMPRE
TUVE” así se llamaba
y se llama su trabajo, un disco excelente de sevillanas rocieras que entraron
sin pedir permiso por mi casa como un rio de alegría para ahogar todas las penas y tristezas.
Entre los diez temas del disco, me
ofreció uno verdaderamente emocionante, para que le hiciera un videoclip de
promoción; se llama “Me acuerdo de ti”, es
poesía de la buena, del recuerdo al amor que no se apaga a través de los años,
limpio Amor en la cabeza del amante… Allí me embarqué con la misma ilusión de
un adolescente y me puse manos a la obra. Fue una experiencia irrepetible que
me llevó nuevamente al recuerdo de mi pueblo y a la reconciliación con un sin
fin de caras conocidas de mi pasado.
Por Rumbas y Sevillanas se ensalzaron a las Vírgenes del Rocio y Gaudalupe y a las dos, se las llamó Madre como a la propia de la tierra. Ocho artistas encima de un escenario que Cantaron a la felicidad, a la tristeza, a los toreros y a los poetas de Almendralejo, con mucho arte y templanza, todos vestiditos de negro y así los nombro a cada uno ellos por que se portaron como unos auténticos fenómenos: Al piano: Paquito Suárez. “el Aspirina”, A la flauta: Diego Antúnez, a la guitarra: Manolín García, al bajo: Manuel Almagro, percusión: Gonzalo Martínez y el coro de palmeros por Juan Suero “El Juanera” y Brigitte Salazar.
De camino a mi casa de Madrid, vi a mi pueblo convertirse en una línea difusa en el horizonte, la lluvia regaba los campos y las grullas, desde países muy lejanos, elegían para posarse los encinares de mi infancia…
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